La escasa presencia de mujeres en los ámbitos STEAM es también una tendencia entre el alumnado de FP Dual de Bizkaia: son menos del 10% del total de estudiantes. La pandemia no ha castigado gravemente a los datos globales de la FP Dual, pero queda mucho camino por recorrer para romper la brecha de género en los ciclos STEAM.
Este último curso han sido 308 las alumnas y los alumnos de la red de Ikaslan Bizkaia estudiando una FP Dual en régimen de alternancia, 155 de estos con contrato en la empresa y 153 a través de becas. Cerca del 30% del alumnado en este modelo educativo son mujeres, datos positivos en relación a la presencia femenina en la FP de Bizkaia. Sin embargo, los números también nos muestran que aún queda trabajo por hacer para favorecer la inserción de mujeres en los ámbitos STEAM, puesto que menos de un 25% de las que estudian una FP Dual eligen ciclos de este tipo, mientras que en los hombres este dato es cercano al 80%. Dicho de otro modo, del total de estudiantes haciendo una FP Dual de Bizkaia, aproximadamente la mitad son hombres en ciclos STEAM, y las mujeres en estos grados son menos del 8%.
Por ejemplo, la familia formativa con mayor número de estudiantes es la de Fabricación Mecánica, que cuenta con más del 80% de hombres, y este patrón se repite en otros grados STEAM, como en Transporte y Mantenimiento de Vehículos (10% de mujeres) o Electricidad y Electrónica (13% de mujeres). Por otra parte, el sector Servicios mantiene su mayoría femenina tradicional, siendo el caso más claro el de la familia Servicios Socioculturales y a la Comunidad, con un 89% de mujeres.
Globalmente, los datos de este año suponen un ligero descenso respecto a las 329 personas del curso 2019-2020, pero la diferencia es mínima teniendo en cuenta que la pandemia de la COVID-19 obligó al aislamiento y al distanciamiento social, con la consiguiente incertidumbre empresarial.
La clara apuesta de las empresas por contratar perfiles de FP Dual incluso en épocas de crisis refuerza el valor que esta modalidad de estudios tiene para el tejido productivo, y ha permitido que este modelo de formación, centrado en el aprendizaje a través del trabajo en la empresa, haya cosechado buenos resultados.